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Desaparecidos vs Desaparecidos: Buscan a un Uruguayo en las fosas colombianas

Por Darío Croc

Este ocho de diciembre fue confirmado el lugar donde, se sospecha, permanezcan enterrados los restos de José Washington Rodríguez Rocca, alias “Petaca”, uruguayo desaparecido en Colombia.

Hasta esa zona, denominada Caquetá, llegó una comisión integrada, entre otros, por Pablo Cala, de la “Fundación Hasta Encontrarlos”, un compañero ex militante del M-19 y un grupo de técnicos de la UBPD.

Pequeño homenaje a “Petaca” en el lugar donde se supone descansan sus restos

Hasta el momento, en el lugar, solo se han realizado los trabajos necesarios para una pronta prospección y posible exhumación, ya que en ocasiones el ejército pasaba y al descubrir las fosas desenterraba los cuerpos y se los llevaba a los cuarteles, donde armaba un espectáculo ante la prensa y exhibía los restos de los combatientes como botín de guerra y prueba de su éxito en la lucha contrainsurgente, no obstante, representantes de organismos defensores de los derechos humanos confirmaron que será en los primeros meses del próximo año.

Esta situación se ha dado a conocer luego que, desde hace treinta años, María José Rodríguez Lahourguette, hija de José Washington Rodríguez Rocca, iniciara la búsqueda de su padre, nacido el ocho de noviembre de 1942, militante del MLN-T, trabajador de F.U.N.S.A, quién salió de Uruguay en 1973 realizando el siguiente recorrido, Argentina, Chile, Cuba, Italia, ingresando finalmente a Colombia casi a mediados de 1976, cuando se integró al M–19.

Luego de que María José, a través de Gricelda Borges entablara contacto con Raúl Olivera quienes la vienen acompañando en la búsqueda desde el día cero, presento denuncia de la desaparición de su padre ante organismos estatales y ante la fiscalía uruguaya, sin obtener apoyo alguno del Estado uruguayo, con su perseverancia logró que en 2017 se sumara la Fundación Hasta Encontrarlos, de Colombia, y con la cual presentó, en 2019, un plan de búsqueda ante los siguientes organismos colombianos: Unidad de Búsqueda de Personas Desaparecidas, UBPD, Comisión de Esclarecimiento de la Verdad, CEV, y Comité Internacional de la Cruz Roja, CICR.

Pablo Cala, de la Fundación Hasta Encontrarlos, también integrante del grupo que explora la zona del Caquetá

El plan de rescate de los restos de José Washington Rodríguez Rocca comienza a desarrollarse en silencio, y con el concurso del compañero, antiguo militante del M-19, que diera sepultura en el lugar a compañeros caídos en los combates, convertido ahora en puntal de la investigación, se logra ubicar el lugar donde, presuntamente, está enterrado el “Petaca”.

En 2004 María José intentó, inútilmente, realizar una gestión ante Silvia Izquierdo, embajadora uruguaya en Colombia, pero, casual o causalmente, aparecieron nuevos contactos que aportaron elementos valiosos para la investigación, y desde ese momento comienza a presumirse que Rodríguez Rocca, como integrante de la tropa guerrillera bajo el mando del comandante Capera, participó en varios enfrentamientos con el ejército en la zona del Caquetá, siendo abatido en esa región en uno de esos combates en 1982, donde, presumiblemente, sus despojos permanecen enterrados desde esa fecha.

Las diferentes dictaduras que asolaron Latinoamérica, desde principios de los 70 hasta mediados de los 80, dejaron miles de asesinados y desaparecidos, militantes de diferentes organizaciones revolucionarias, sociales, políticas o defensoras de los derechos humanos, todas con el principio en común de luchar por la libertad de sus pueblos.

Los familiares, al igual que los sobrevivientes de aquella luctuosa época, sienten la obligación moral de que los restos, de todos aquellos que desaparecieron forzosamente y descansan eternamente, sean encontrados para que la humanidad conozca las circunstancias de su caída, y con su aparición sea puesta en evidencia, una vez más, la impunidad con que actuaron sus captores y verdugos.

El título de este artículo es sugerente debido a que, por lo general, la categoría de Desaparecidos abarca, solamente, a quienes fueron víctimas de desaparición forzada por la acción directa del Estado, aunque hay otros ausentes que también pugnan por ser encontrados y, desde donde reposan, envían señales para que sus tumbas sean abiertas y sus osamentas sean devueltas a la luz.

Ese es el caso de muchos luchadores sociales, como José Washington Rodríguez Rocca, quienes también obligados por la acción directa del Estado (léase persecución), se vieron forzados a pasar a la clandestinidad y luego a abandonar sus países en un exilio obligatorio, para culminar su ciclo ofrendando sus vidas en otros países latinoamericanos en aras de una justicia social que no llegó.

Sobre los mandos militares de los ejércitos latinoamericanos pesa la responsabilidad de la desaparición forzosa de miles de militantes políticos, y como esa institución militar fue la ejecutora de acción tan criminal es la más idónea para arrojar luz en la búsqueda de los restos de esos combatientes revolucionarios.
En el caso de Uruguay, y supongo que en el resto de América Latina también sea así, la búsqueda de los Desaparecidos es exigida, enérgicamente, por el Comité de Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos y otras organizaciones defensoras de los derechos humanos, mientras la aparición de los otros desaparecidos es reclamada, oficialmente, por la acción individual y directa de sus familiares.

El Comité de Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos ha contado con el apoyo de diferentes organismos del Estado, mientras para los familiares de uruguayos desaparecidos en otras latitudes no ha sido así, aparentemente como si existieran desaparecidos de primera y desaparecidos de segunda. No se puede perder de vista que ellos, todos, los desaparecidos, a los que nos referimos, unos hechos prisioneros, torturados y asesinados, y otros abatidos en combate, son uruguayos caídos en aras de una sociedad mejor.

José Washington Rodríguez Rocca, alias Petaca, ex militante del MLN-T caido en combate en Colombia en 1982

La existencia de esta doble categoría de desaparecidos creó la duda de ¿Por qué unos están en los listados del Comité y otros no? Esta interrogante trató de aclarar una investigadora del Grupo de Trabajo por Verdad y Justicia, al ser requerida por María José Rodríguez Lahourguette acerca de por qué su padre, José Washington Rodríguez Rocca, desaparecido en Colombia no está incluido en la lista de los desaparecidos cuya búsqueda es exigida por el citado Comité. Esta explicó: “Lo que se investiga es la responsabilidad del Estado uruguayo en la ocurrencia de los hechos…(…) o sea que no esté en un listado no quiere decir que no esté desaparecido, en la medida que alguien no aparece está desaparecido por lo menos para la gente que lo está buscando, pero lo que se investiga es la responsabilidad del Estado uruguayo, porque ese listado es de ciudadanos desaparecidos por responsabilidad del Estado uruguayo, o que el Estado uruguayo tuvo una participación, hay muchos casos de personas que han muerto en el exterior por ejemplo que no están incluidas en el listado que nosotros manejamos de asesinados y fallecidos por responsabilidad del Estado uruguayo”.

Si bien es entendible la explicación dada creo que, dado el peso jurídico y político que tiene el Comité de Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos, es posible que se pueda aunar esfuerzos para la búsqueda con estos ciudadanos que también tienen un familiar desaparecido, y que se sabe cayeron en combate en otros países. Como bien dice; “porque ese listado es de ciudadanos desaparecidos por responsabilidad del Estado uruguayo, o que el Estado uruguayo tuvo una participación”, y que mayor responsabilidad del Estado uruguayo que persiguió y empujó a militantes sindicales y políticos a la clandestinidad, para que posteriormente tuvieran que huir del país ante la inminencia de ser arrestados y confinados en prisión. Ahí también, y es inobjetable, hubo responsabilidad directa, o indirecta, como se quiera ver, pero competencia al fin del Estado uruguayo.

Quienes buscan a su familiar, caído en combate, o simplemente desparecido, fuera de sus fronteras, y solamente han contado con sus propios medios, con su perseverancia a través de los años lograron que diferentes organizaciones solidarias de otros países, como en el caso de “Petaca” lo es Colombia, se interesen y unan a la búsqueda, y al renovar el compromiso ahora solo les queda la opción de continuar buscando hasta hallar alguna señal y hacer suyas las palabras de María José, que con sus ojos iguales a los de su padre, de color verde, tono asociado con la esperanza, nos dice: “Petaca, mi papá, nos indicará el camino, solo tendremos que hacer el esfuerzo de escucharlo.

¡Vamos que vamos!

María José, lista para cubrir con sus banderas los restos de su padre, a quien busca afanosamente desde hace treinta años.

 

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