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Laboratorio en Uruguay: termina como una explosión de bomba

12 DE DICIEMBRE, 2021

Marisol Cabrera

Explosión en el laboratorio Fármaco Uruguayo
Fuente: Radio Monte Carlo

Como si hubiese caído una bomba.
Esa fue la sensación vivida y seguramente el recuerdo que quedará grabado en la memoria de trabajadores y vecinos.
Ayer el laboratorio “fármaco uruguayo”-que de uruguayo solo le queda el nombre, porque pertenece a capitales trasnacionales-sufrió un tembladeral. Literalmente.
Grandes paredes tambaleando, ventanas que se hicieron trizas, cielos rasos que quedaron colgando.
Entre la gente: desconcierto, miedo y ayuda mutua; que a la postre fue lo que los salvó.
Tan grande fue el impacto explosivo que el enorme edificio fabril quedó clausurado por riesgo de derrumbamiento.
Más de 20 trabajadores con impactos directos. Al día de hoy tres de ellos continúan internados con heridas de entidad.
El capital propietario de la empresa venia eludiendo desde hace meses el cumplimiento de la normativa de funcionamiento de los ámbitos de seguridad laboral. Tan grave es la omisión de los capitalistas que ni siquiera había plan de evacuación.
Tan desmesurada era la desidia empresarial, que la puerta de emergencia estaba obturada por una máquina.
A ese punto de impunidad llegaba el desdén.
Ante la gravedad de los hechos, desde el movimiento sindical debemos expresar toda la solidaridad con las familias trabajadoras afectadas y otorgarle todo el apoyo al sindicato que las representa (SIMA).
Asimismo creo que debemos pensar estas situaciones más allá de las circunstancias inmediatas.
En el fondo hay dos problemas que se dan la mano.
La falta de controles de los poderes públicos, que son el trasfondo de tanta desidia, y la ideología del “malla oro” que empapa a los responsables de hacer funcionar el Estado y los lleva a “dejar hacer”, porque en su cabeza el capital privado sabe lo que hace y lo hace mejor que el Estado.
La realidad es que cuando el mercado se libera de todos los controles los únicos que ganan son el puñado de accionistas que se embolsan cantidades ingentes de ganancias.
Todos los demás (el resto de la sociedad) quedamos como si una bomba nos explotara desde arriba.
La vida no debe estar al servicio de las ganancias.
La vida, debe estar al servicio de la vida.
Sergio Sommaruga

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