3ª semana de guerra: Estados Unidos ahorca a Rusia, pero es Occidente quien se asfixia
Al cierre de jueves 17 de marzo se cierra la tercera semana del conflicto
- Estados Unidos aumenta la presión para asfixiar económicamente a Rusia
- Rusia con problemas sí, pero no deja de respirar con tranquilidad
- El mundo occidental resiente negativamente de forma inmediata las consecuencias
Este es el saldo a 3 semanas de guerra:
Cuando le preguntaban a los más lúcidos analistas geopolíticos antes del 24 de febrero (hace exactamente 3 semanas) sobre lo que le deparaba el futuro al conflicto Rusia-Ucrania, ninguno atinó a acercarse ni poquito a lo que tenemos hoy: una tensión mundial permanente que está moviendo los cimientos del actual orden mundial, al mismo tiempo de aumentar las probabilidades de una guerra nuclear.
¿Cómo es posible que habitamos un futuro que nadie imaginaba probable? El que estemos hoy ante las puertas del infierno hablan mucho sobre la capacidad racional de la modernidad.
Por eso es tan importante darle seguimiento puntual al desarrollo de la guerra Rusia-Ucrania, porque día a día, suceso a suceso se juega el camino que el mundo recorre, sobre si damos un paso en favor de la guerra nuclear o por el contrario nos alejamos. Como en todo enfrentamiento, un error o una genialidad de alguna de las partes puede influir definitivamente en el resultado, sin importar el “quién merecía ganar o perder”.
Esta guerra es de naturaleza global, el campo de batalla es todo el mundo
Esta guerra es abiertamente de Estados Unidos contra Rusia a través de su institución militar en Europa, la OTAN. EE. UU. está combatiendo con sus dos mejores estrategias bélicas, las que le han dado los mejores resultados: el cerco económico y el desgaste local sostenido con fuerzas irregulares.
En este escenario Ucrania es para Estados Unidos únicamente el peón de sacrificio con el que pretende desangrar lenta y prolongadamente a Rusia, para que ésta última gaste energía, legitimidad, recursos, y sobre todo vidas, Su objetivo en este sentido es que, una vez desgastada Rusia, cansada y vapuleada pueda EE. UU. vencerla ahora sí en el campo de la fuerza. El principal antecedente de la eficacia de esta estrategia es la derrota rusa en Afganistán en los años 80, una de las pocas de guerras que ha perdido Rusia en cientos de años, y que sirvió de preámbulo lo del derrumbe de la URSS.
Joe Biden y los neoliberales demócratas han visto en el presidente de Ucrania Zelensky y en los neonazis de ese país a la versión aria y europea de Osama Bin Laden y los Talibanes, a quienes en su momento Ronald Reagan financió y dotó del más moderno y mortífero arsenal de manera abierta. La estrategia de Biden es repetir la experiencia: apoyar con todo a Zelensky como lo hizo a Osama, y que la guerra se extienda lo más posible hasta que Rusia, simplemente caiga, tal como sucedió hace 30 años.
Por lo tanto, el indicador del éxito de EE. UU. en el conflicto es la devastación: mientras más se destruya a Ucrania, mientras más aniquilación material y muertos, mejor para los intereses y la posición mundial de los norteamericanos.
El apoyo de EE. UU. a Ucrania no solamente es un amague bélico contra Rusia, sino también contra la OTAN y sus demás aliados mundiales
Los norteamericanos, ante el visible decline de su poder económico mundial por el que Europa busca nuevos aliados económicos que les garantice estabilidad en el suministro en materias primas y demás recursos para el largo plazo, necesita recordarles que no es Europa la que delinea su política económica, sino él, que su condición de aliado global radica en que EE. UU. es el jefe supremo al que el viejo continente le debe la vida desde que lo reconstruyó de pies a cabeza al finalizar la 2ª guerra mundial.
El debate continental alrededor del mega gasoducto “Nord Stream 2” es el debate que mejor expresa esto, pues su construcción planteaba reforzar la ruta del “Nord Sream 1” que cruza todo el Mar Báltico y surte de gas ruso de manera directa a Alemania, esta estructura colosal garantizaría no sólo precios bajos a la población alemana, sino seguridad y estabilidad en el suministro.
Durante mayor parte de 2021 EE. UU. ya le había exigido a la Unión Europea y a Alemania que se echara abajo ese gasoducto que beneficiaba a todas las partes menos a él, pues su establecimiento significaba un sólido paso a la integración de largo plazo de la Europa occidental con la Europa oriental, hasta que finalmente en Julio de 2021 aceptó que existiera. Luego de una tranquilidad de 6 meses el tema regresó al escenario cuando el 7 de febrero en torno a la primera visita a la Casa Blanca por parte de Scholz, el nuevo presidente alemán, cuando Biden prometió que si Rusia invadía Ucrania el Nord Stream 2 se cancelaría de manera inmediata y Scholz por su parte, guardo silencio y evadió las preguntas de los periodistas sobre el tema concreto. Evidentemente la posición norteamericana triunfó sobre la alemana, en propio territorio alemán.
Cercar a Rusia económicamente hasta asfixiarlo
El objetivo es paralizar la economía rusa, crear una escasez material y una pobreza tan enorme que la sociedad rusa exclame por la rendición. Desde hace al menos 30 años, EE. UU. amenaza a todos los países con “sanciones” y “bloqueos” como los que le aplica a Cuba y Venezuela, y es tan grandemente negativo el impacto de este tipo de medidas en economías débiles que casi siempre estas amenazas cumplen su cometido y los países terminan por doblarse.
EE. UU. ya ha:
- Congelado bienes de capital ruso en países de la OTAN. Famosas son las fotos de yates expropiados, mansiones y hasta un equipo de Futbol de la Premier Ligue inglesa.
- Excluido a Rusia del sistema internacional de pagos SWIFT, este sistema tiene por base de pago el dólar, lo que en la práctica implica enormes restricciones para que rusa acceda al mercado internacional.
- Extraído capital norteamericano y de la OTAN de territorio ruso. Las noticias de que Coca Cola, Starbucks y Mcdonals abandonaron Rusia son las más conocidas.
- Pero, un gran pero…
Europa no ha dejado de comprar ni una sola gota de gas ruso. De hecho, Gazprom, empresa estatal rusa que administra el gas, ha hecho público que el promedio de ventas de marzo creció más de 18%
El saldo inmediato de estas medidas sí ha tenido fuertes impactos en la economía rusa, una de las más famosas es el desplome de la Bolsa de Valores de Moscú en las primeras horas de iniciada la guerra.
Sin embargo, las consecuencias del bloqueo económico están lejos de tener las repercusiones trágicas que hagan temblar los cimientos de la sociedad rusa, sobre todo porque este bloqueo no se ha masificado a escala planetaria focalizándose en la OTAN y los Aliados, así es, los únicos países que han apoyado las medidas norteamericanas son Europa occidental, Australia, Canadá, Japón y Corea del Sur. El resto del mundo se ha negado rotundamente a sumarse a las medidas restrictivas aún estando en contra y condenando el actuar militar de Putin.
Y cómo se aprecia en el mapa, los países que pertenecen al grupo de las BRICs además de, por ser potencia energética, los Emiratos Árabes Unidos, se han manifestado en contra de las sanciones a Rusia, pero aún más, se han pronunciado en favor de profundizar y estrechar las relaciones bilaterales con la nación de Putin.
Brasil por ejemplo les ha planteado construir un submarino nuclear en conjunto.
Pero India, China y Emiratos Árabes Unidos han ido, en sus intenciones todavía más lejos, manifestado abiertamente el deseo de explorar modalidades de comercio por fuera del sistema SWIFT, por fuera del sistema de comercio que dominan los EE. UU., lo que en la práctica significaría un duro golpe a la hegemonía del dólar norteamericano como dinero mundial, tan duro, que analistas lo han etiquetado como el final del dólar norteamericano.
Y no es para menos, pues si los países mencionados lograran crear un sistema de comercio internacional que excluya al billete verde, se crearía de facto una comunidad internacional de más de la población mundial que haría su vida normal con nuevas reglas diferentes a las hasta ahora establecidas.
Y no hemos mencionado a la otra gran cantidad de países que juntos son la mayoría del mundo que han declarado abiertamente que no tomarán partido en las sanciones porque les resultaría perjudicial.
Por otro lado, Europa… Estados Unidos…
Ya ha dicho que los migrantes millones de ucranianos, desplazados por la guerra que se mueven por todos los países europeos, están constituyendo ahora mismo el más grande problema que han afrontado en décadas, de hecho, Polonia expresó esta semana que está en el límite de capacidad de aceptar migrantes y que muy pronto dejará de recibirlos.
También ha dicho abiertamente que, en caso de cerrarse la llave del gas ruso, la situación en sus territorios sería catastrófica y desesperante, si ahora sin que se haya cerrado la llave, pero solo con el conflicto en ciernes, el precio de la electricidad y el gas para la población ha crecido abruptamente a niveles históricos.
La inflación interanual en Estados Unidos presentó en febrero el mayor histórico en 40 años al ser de 7.9% lo que fue razón para que la FED aumentara las tasas de interés en un cuarto de punto, medida que está a debate pues hay quienes la consideran pertinente y quienes señalan como un riesgo.
A esto sumamos la crisis de legitimidad que Biden tiene para con el electorado de su país, llegando a negativos históricos en las encuestas, lo que contrasta con el alza en las opiniones de Trump y el Trumpismo.
El momento para Estados Unidos es ya muy complicado sin tener que librar la guerra económica con Rusia, este momento, dicho por varios analistas del pentágono está en una tranquilidad social límite, cuyo próxima etapa es la guerra civil.
Hasta aquí mi reporte de esta, la 3ª semana de conflicto, esperemos que la guerra terminé pronto.
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