HistoriaMéxico

El legado de la Revolución Mexicana, la “3a T” de la historia nacional

Por Ricardo Méndez Hernández

México es una nación que ha atravesado una serie de eventos y experiencias que le han dado identidad, cultura y cohesión. Uno de las experiencias que marca un antes y un después en el estado y sociedad mexicanas es la Revolución ya que el régimen político que gobernó a nivel nacional hasta el año 2000 reivindicó ese movimiento popular, y se proclamo heredero de las causas que se enarbolaron en la lucha armada, así con la bandera revolucionaria los regímenes del partido de la Revolución se convirtieron en  hegemónicos y no dejaron cabida mas que a un puñado de “opositores leales” que les servían a sus objetivos.   Resulta impresionante que un partido que se gesta en un periodo posrevolucionario haya logrado mantenerse en el poder por tanto tiempo, y mientras del otro lado del charco las estatuas de Lenin caían y el Partido Comunista Ruso perdía toda presencia, en México el PRI gobernaba con mayorías y aun después de su derrota federal en el 2000, regreso por otro sexenio más hasta que un antiguo militante le arrebatara la mayoría de sus bastiones; Morena vino a ocupar el espacio que dejo el PRI en muchas regiones en donde la legitimidad revolucionaria sigue presente.

Pero, ¿fue en verdad tan fuerte la influencia de la Revolución? ¿en serio este movimiento cambio  de manera tan profunda y radical a la sociedad mexicana?

Empecemos por partes. La revolución no fue un movimiento homogéneo de ninguna forma, empezó liderada por un aristócrata de las clases mas pudientes del Porfiriato, Francisco I. Madero,  que ante el fraude electoral perpetrado por el dictador Porfirio Diaz  llamó a sus simpatizantes a sublevarse contra el gobierno. Madero,  confiado en que el apoyo a su causa se vería en las clases medias ilustradas de las grandes ciudades, lanzo el Plan de San Luis y espero el levantamiento.  En las ciudades, si bien existía un apoyo a la causa Maderista, el ejemplo de lo hermanos Serdán es claro, en su mayoría se mantuvieron al margen del llamado  revolucionario, fue el campo, las zonas rurales en las que los conflictos se venían dando durante todo el siglo XIX en el que se sumaron a la batalla. Si, el movimiento armado se nutriría en el norte de rancheros, panaderos, mineros, pequeños comerciantes y en el sur de campesinos organizados comunalmente con luchas y demandas ancestrales. Al caer el viejo dictador con los tratados de Ciudad Juárez e irse en un barco a Francia, lugar del que nuca regresaría, ni muerto, dejo tras de sí un país en un caos que poco a poco se radicalizaba. Madero, miembro de la clase acomodada no pudo entender las reivindicaciones de las fuerzas sociales que se habían sumado a su llamado y si bien tenía un genuino espíritu democrático, su ingenuidad y la traición que siempre ronda en momentos definitorios le causaron su brutal asesinato.

El cobarde asesinato de Madero, sin embargo, crearía un huracán que destruiría el viejo Estado Porfiriano que se reusaba a morir, la violencia de las batallas que se desatarían contra Huerta y la posterior guerra civil entre Pancho Villa y zapata contra Carranza y Obregón cambiarían la relación de fuerzas sociales, arrasarían con el ejército federal y producirán  una nueva clase de dirigentes que se embarcarían a reorganizar el Estado, darle cohesión a la nación y estructurar las instituciones que, aun hoy, nos gobiernan. A pesar de que la fama de Zapata y Villa trascienda los márgenes del país y se les vea como los representantes y protagonistas de la lucha armada, lo cierto es que no triunfaron en las batallas. Zapata fue traicionado y asesinado cuando sus fuerzas ya mermadas, buscaban con ansias un impulso, Villa  se enfrentaría a sangrientas batallas en el Bajío contra Álvaro Obregón y terminaría derrotado, disolviendo la división del Norte y convirtiendo su otrora poderoso ejercito en un pequeño grupo que lo acompaño en las desventuras posteriores hasta su asesinato en 1923. Los ganadores de la batalla fueron los constitucionalistas quienes impusieron su agenda primero con Carranza, que fue asesinado al huir de la Rebelión de Agua Prieta y después el caudillo que había vencido a Villa; Álvaro Obregón, el manco de Celaya.

Los años 20´s fueron cruciales  para el nacimiento del nuevo Estado, bajo la presidencia de obregón, Calles, Emilio Portes Gil, Pascual Ortiz Rubio, Abelardo L. Rodríguez y Lázaro Cárdenas del Rio se crearon las instituciones del siglo XX en México, se dio impulso a la reforma agraria, se pacifico la violencia revolucionaria, se publico la ley federal del trabajo, se creó la secretaria de Educación Pública, y se condenso a las fuerzas revolucionarias en el partido Nacional Revolucionario. Desde ese momento, todos los gobiernos que llegaron a ocupar la presidencia de México lo harían con el discurso de la Revolución, los logros eran las promesas cumplidas de la lucha armada, los protagonistas de las batallas eran reivindicados con las obras de los gobiernos. Ese gran manto que significo el discurso revolucionario cubrió a propios y extraños y así se construyó una hegemonía que no terminaría hasta los años recientes. Cuando llega el Partido Acción Nacional, sus ideólogos se empeñaron en revisar, poner en duda, deslegitimar el movimiento revolucionario y de esa forma cambiar el rumbo y la lógica de la política mexicana, ahora que un gobierno que se reivindica como heredero de esa transformación gobierna a nivel nacional  es crucial una nueva interpretación sobre la tercera T de su cronología histórica, y si bien no se puede demonizar a la Revolución como lo ha hecho la derecha recalcitrante, si debemos admitir sus limitaciones y las practicas grotescas que surgieron en su nombre. Hoy mas que nunca hay que leer y escribir sobre la Revolución Mexicana, la primera del siglo XX.

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