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Crisis humanitarias en México: Una comparación desde el brigadismo.

“Por los caminos del pueblo, desde ahora

y para siempre”

Víctor Jara.

Cuando se inicia en el brigadismo, no se llega a imaginar que las reflexiones, ideas y latidos se unen a las comunidades, a los ríos, a los cerros, al clima y a la lengua.  Caminar ya no es lo mismo, se camina pensado en la liberación de los pueblos, en la derrota del capital y, lo mas importante, en la construcción de una alternativa verdadera; para muchos el socialismo, para otros el comunismo y para algunos cuantos más algún proyecto de exterioridad.

Un poco del brigadismo

Cada brigadista se asume como tal, desde las acciones que lleva a cabo; hay muchas descripciones históricas de las brigadas estudiantiles en el 68, de cómo se entraba en las fábricas a repartir manifiestos o de las brigadas alfabetizadoras. Cada una de éstas y sus integrantes se identifican con sus acciones.

El brigadismo que expongo en las siguientes líneas es el comunitario-solidario o al menos así lo entiendo. Salir de brigada representa, en ocasiones, no llevar nada de dinero en la bolsa o tener solamente lo del pasaje. Cuando se sale de brigada no hay nada seguro. No sabes dónde vas a dormir o qué vas comer y, acostumbramos no avisar a la gente del lugar, que llegaremos porque suelen ser ostentosos en lo que preparan para recibirnos. Ir de brigada no implica pago monetario alguno por las acciones ni las consultas; el pago que existe son los paisajes, el dialogo con la gente, aprender una que otra palabra en Totonaco o Náhuatl; un plato de frijoles y una tortilla, un bolsa de café o una penca de plátano. En resumen, mis líneas son de este brigadismo.

Haciendo memoria la crisis humanitaria más cercana y de la que todxs tenemos recuerdos es el sismo del 19 de septiembre del 2017. Una coyuntura humanitaria como precedente único para nuestra generación.

Todxs sentimos el sismo ¿quién lo sintió más?

¡Las comunidades!

Nos encontrábamos en Zaragoza, una inspectoría en el municipio de Coatzingo, en la Mixteca Poblana; comunidad de 400 habitantes 150 casas en medio de los clásicos cerros mixtecos. Un lugar desértico y con un sol de ese quemante. Era un ambiente distinto: casas completamente derrumbadas, una iglesia partida en dos y los muchos sentimientos encontrados que de forma personal nos recorrían.

El sismo fue devastador. Un paso en las comunidades implicaba sentir el polvo mixteco que se te metía en los ojos, entraba en todo mi ser. El sentir de la gente abandonada, de la gente olvidada, me pertenecía. Las historias de mis pacientes, cada historia y cada paso son una experiencia comunitaria.

Al entrar a una casa en riesgo de derrumbe sentí el peso del sismo y el dolor de la tragedia con las preguntas incontestables que me hizo un niño. ¿Por qué cuando tiembla comemos mejor? ¿Es que solo existimos cuando está temblando? ¿Qué se puede contestar a esas preguntas?

En este momento, es cuando se entra en reflexión. La gente aquí pasa hambre, la gente aquí sufre por no comer y la gente aquí vive la opresión del obrero, del campesino, del proletario, del abandonado, del indígena. El #19S evidenció lo que siempre ha existido en las comunidades de México: Hambre, pobreza, desigualdad, opresión y miseria.

Y la vida sigue con el dolor de las comunidades, un dolor menos preciado, ignorado y para muchos, inexistente.

En el diálogo con la gente siempre existía una pregunta clave que la comunidad se hacía: ¿Qué sigue después del sismo?

Sigue siendo una pregunta vigente en nuestras vidas; es la eterna pregunta sin respuesta. No hay dios ni ciencia que apagué dicho cuestionamiento: ¿Qué va a ser la vida después del COVID? ¿Cómo va a ser la vida después del COVID?

¿Cómo sienten las comunidades la crisis por COVID?

Para las comunidades indígenas del Estado de Puebla la crisis por COVID se vive claramente desde la subjetividad que a cada uno representa, pero ¿En lo comunitario?

Los campesinos de la Sierra Norte de Puebla sufren desde hace un mes la inmovilidad de la mayoría de sus productos, así como la disputa en alza de los precios en productos de autoconsumo, principalmente el maíz. La suspensión de las actividades en el tianguis de la comunidad de Ixtepec, uno de los más importantes en la región, al igual que los tianguis más pequeños como el de Zapotitlán de Méndez y Zongozotla, lleva ya 30 días.

Aunque la gente trabaja con normalidad en el campo, no hay espacios en dónde vender lo producido, las medidas de sana distancia imposibilitan hasta la venta de pan y tortillas. El anuncio de caso positivos en Zacapoxtla y Cuetzalan complica aún más la situación reduciendo el flujo económico y aumenta el miedo ya existente “y si me contagio yo”.

Todxs sentimos la crisis por el COVID. ¿Quién la siente más?

¡Las comunidades!

Y se gestan en las comunidades de la Sierra Norte las mismas preguntas: ¿Qué va a ser la vida después del COVID? ¿Cómo va a ser la vida después del COVID?

La construcción de las respuestas



El COVID-19 nos vino a mostrar de forma más aguda, firme y drástica el ya colapsado Sistema de Salud Mexicano, la profundad desigualdad y la brecha de clases.

¿Deber de quién es la construcción de las respuestas? ¿De Hugo López-Gatell? ¿De Andrés Manuel? ¿Del Estado Mexicano?

De forma muy acelerada yo respondería que es deber todas y todos, pero la construcción de ese TODXS, no ocurre de la noche a la mañana, además de que es una tarea muy compleja. El COVID nos obliga a pensar de forma más acelerada, y eso hasta cierto punto es sano: el reconocernos como sujetos y sujetas de cambio nos lleva a la reflexión, a plantearnos cuáles son las posibles y soluciones o alternativas realizables es por ello que el dialogo, la discusión y el debate, así como la reflexión en torno a la crisis actual no se pueden detener.

Las propuestas concretas que respondan las preguntas aquí planteadas son complejas de realizar, pero podemos asumir la responsabilidad de avanzar lo mínimo y construir un: Para todxs la luz, para todxs todo.

Mis respuestas como tal dejan el mismo vacío en el que nos encontramos hoy, la complejidad y dificultad de lo que vivimos rebasa las capacidades humanas en muchos sentidos empezando porque no se vivía una pandemia cómo ésta en años.

Lo que sí quiero dejar claro es que, en caso de construir, construyamos bajo los preceptos que como sujeto y sujeta creamos mejores para la liberación de los pueblos, para acabar con la explotación o para reducir la brecha de clases, acompaño esta reflexión con algo que dijo Lenin: “Es preciso soñar, pero con la condición de creer en nuestros sueños. De examinar con atención la vida real, de confrontar nuestra observación con nuestros sueños, y de realizar escrupulosamente nuestra fantasía. Y yo agregaría: construyamos escrupulosamente nuestras fantasías.

Las respuestas son de muchos tipos, en salud, trabajo, economía, educación. Todas y todos demos nuestras opiniones desde nuestra área de estudio, nuestro barrio o desde donde sea, pero dialoguemos.  Hoy doy mis puntos desde el brigadismo, desde mi pequeña y subjetiva interacción con las comunidades, porque solo expresando, divulgando, compartiendo y dialogando, construyo mi propia fantasía.

Construyamos las nuestras.

 

  1. http://enlacezapatista.ezln.org.mx/1996/01/01/cuarta-declaracion-de-la-selva-lacandona/
  2. https://www.youtube.com/watch?v=1-X48fnUH8g
  3. http://www.laizquierdadiario.com/En-defensa-de-los-suenos-Lenin-inspirador-del-Principio-de-esperanza-de-Ernst-Bloch

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Ariel García

Estudiante de la Facultad de Medicina de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) Instructor del Departamento de Endocrinología FMBUAP Activista Universitario Brigadista y Médico Comunitario. Mis áreas de estudio: Salud Pública, Infectología y Endocrinología