Que nos llamen héroes no mejora el sistema de salud. Entrevista a un médico adscrito al programa contra el COVID-19 en Oaxaca.
El principio en que debe basarse el atacar las enfermedades, es crear un cuerpo robusto, pero no crear un cuerpo robusto con el trabajo artístico de un médico sobre un organismo débil, sino crear un cuerpo robusto con el trabajo de toda la colectividad, sobre toda esa colectividad social.
Ernesto Ché Guevara[1]
En Oaxaca la pandemia por Covid-19 ha dejado 964 personas infectadas, de acuerdo a la actualización de datos hasta el 23 de mayo de 2020. Con un número de numero de defunciones que se mantiene en 94. En todo el estado se suman 210 casos de personal de salud contagiado, de los cuales 85 responden a médicos, 103 a enfermeras y enfermeros y 22 a trabajadores de otros perfiles.
Antes esto resulta necesario escuchar la voz de quienes enfrentan todos los días, a todas horas y desde la enfermedad misma, el deterioro del sistema de salud, un sistema de salud colapsado por la falta de atención, con una pandemia que solo es síntoma y evidencia de la poca o nula construcción social por una vida justa para todos y todas.
Luis Ángel es un joven médico adscrito al programa de médicos contra el COVID 19 en Oaxaca, para esta entrega tuvimos la oportunidad de entrevistarlo, a distancia y con todo lo que ello implica, con el fin de compartir su percepción de la pandemia en un estado donde los casos están incrementando en una magnitud que supera las predicciones de la Secretaria de Salud, un estado empobrecido desde siempre, un estado en resistencia obligada ante los proyectos extractivistas, las represiones contra sindicatos y organizaciones sociales, y las veladas cifras de feminicidio. Un sitio donde la pandemia no ha sido la mayor amenaza, pero si la más sorpresiva.
¿Qué te llevó a postular en la convocatoria de contrataciones que la secretaria de salud realizó ante el decreto del 27 de marzo?
En mi trabajo anterior estaba como voluntario remunerado en la Cruz Roja, la remuneración que me daban no me alcanzaba más que para ir a trabajar. como muchos médicos de mi generación, he adquirido deudas, nos empezamos a enrolar en la vida laboral en trabajos pues bastante mal remunerados, incluso a veces sin prestaciones, sin ninguna seguridad laboral. Entonces ante una oportunidad de este tipo me dije: bueno está en riesgo mi vida, sí, es una realidad que está en riesgo mi vida pero la oportunidad de empleo es muy buena, es excelente según mi perspectiva desde afuera. Ya fue otra cosa cuando lo vi aquí, llegando al hospital.
Llegué a laborar a este hospital, como la mayoría de los que estamos trabajando en el Programa de médicos por el covid: por necesidad. Porque pertenezco a una generación de médicos, personal de salud en general, a la que nos tocó sufrir estragos de la precariedad laboral, desde las reformas estructurales y mucho antes. Hoy en día es muy difícil conseguir un trabajo en el área de la salud, difícilmente encuentras un trabajo con prestaciones.
Es un hospital totalmente desconocido para mí, la ciudad en donde estoy no tanto, pero el hospital sí; no sabía bien su dinámica, nunca había laborado en un hospital del ISSSTE y pues me aviento como la mayoría de los compas a llegar a trabajar acá, llegué en un ambiente de bastante incertidumbre y sobre todo de miedo.
Muchos quisiéramos decir que fue la vocación de servicio y de querer ayudar a los pacientes, y si lo queremos, siempre buscamos lo mejor para los pacientes, pero en una situación de este tipo, si yo tuviera la oportunidad de quedarme en mi casa lo haría. Si yo tuviera el recurso, no sé un dinero ahorrado y decir ya este dinero me alcanza para un año y no salir a trabajar, pues me quedo en casa y no salgo a exponer mi vida.
Hay un tema muy importante en cuestión de los pagos, hay compañeras enfermeras en esta unidad a las que no les han depositado, llevan un mes trabajando sin ningún sueldo y aguantando arbitrariedades, nepotismo, infinidad de cosas. Es una situación a nivel nacional porque los pagos no están llegando como se estipuló.
Incluso hay compañeros que se fueron a otros estados con la esperanza de trabajo, un trabajo que es el mejor remunerado en varios años para muchos de nosotros y que se han encontrado con sorpresas como la que pasó en la ciudad de México, que secuestraron a 14 médicos, en hoteles, extorsionaron a sus familiares. Hay muchas cosas que se están viendo por la necesidad del trabajo, así como yo otros compañeros y compañeras lo están haciendo, con la esperanza de pagar una deuda, con la esperanza de agarrar un curso y hacer especialidad, con la esperanza de apoyar a sus padres, a su familia, tener un ahorro para los hijos las hijas. La mayoría tenemos muchas carencias en cuestiones económicas y nos ha orillado a llegar hasta acá.
¿consideras que hay una retribución justa por la labor que estás haciendo como médico frente a la pandemia?
Las retribuciones justas no sé si sean posibles, no sé si exista una retribución justa para lo que estamos viviendo. Empezando porque el personal contratado para la contingencia parece no ser merecedor de basificación en épocas de pandemia, de verdadera necesidad, donde las instituciones, los derechohabientes, en sí toda la gente necesita servicios médicos. Las retribuciones que se dan se me hacen injustas porque todo es fugaz.
El sueldo es atractivo, pero es solo 5 meses y medio. Estamos tan acostumbrados a la precariedad que algunos compañeros caen en el conformismo, dicen pues es un buen trabajo, confórmate con lo eso, nos han llevado a un punto de precariedad tan grande que está situación nos hace pensar que estamos en el cielo, que es lo mejor del mundo y que no podemos aspirar a más; que tenemos el mejor trabajo, el mejor pagado, que somos los héroes; y también pintarnos como héroes nos hacen sentir una falsa superioridad.
En realidad, no tiene nada de importante que nos llamen héroes, eso no mejora el sistema de salud, eso no mejora la calidad de la atención. Lo que va a mejorar eso es mayor equipamiento, es más personal mejor capacitado, más plazas para las residencias médicas, para que haya más especialistas, más acceso a la educación pública en el área de la salud. Porque desde ahí vienen el problema.
El deterioro de nuestros órganos por usar el equipo de protección personal, estar usando el cubrebocas y todo eso si es a largo o mediano plazo algo delicado porque los riñones se deterioran por la deshidratación; la re inhalación de tu mismo aire también afecta, bueno metemos oxígeno y sacamos dióxido de carbono. El dióxido de carbono debe desecharse para tener nuevo oxígeno, teniendo el cubrebocas no podemos desecharlo y estamos re inhalándolo. Esto puede generar problemas en nuestra salud. Tampoco podemos quitárnoslo porque implica más riesgo de contagio.
Es injusta la remuneración también por el impacto psicológico que crea en nosotros. Estar adentro viendo a los pacientes con coronavirus, es muy fuerte. A la mayoría no nos hicieron examen psicométrico para ver si éramos aptos o no para estar en un área como ésta, solamente nos dijeron ¿quieres? pues vas. Y las secuelas psicológicas pueden ser graves, yo me imagino muchos médicos, enfermeras, personal de salud, una etapa post pandemia que puede ser incluso un síndrome de posguerra, cuestiones psicológicas delicadas que pueden incluso llevarnos a tener problemas serios de salud.
Que nos utilicen para una época que nada más somos necesario, aunque todos sabemos que hemos sido necesarios y necesarias por muchos años y que ahora en esta cuestión de pandemia solo se vislumbra la necesidad de tener más personal de salud adscrito a cada una de las instituciones. Deberían garantizar que otra oleada de coronavirus o alguna otra pandemia no nos pegue tan fuerte como ahorita. El hecho de que haya tantas muertes, que todo esté colapsado, es simplemente para mi resultado de eso.
Por muchos años el acceso a la especialidad médica ha sido muy difícil, necesita uno estudiar mucho y ganarse un buen lugar en lo que se llama el examen nacional de residencias médicas para poder realizar una especialidad, esto también se ha prestado a corrupción y a negocio.
Por qué a negocio, porque surgieron muchísimos cursos en línea y presenciales que cuestan mucho dinero, en lo personal no me ha alcanzado para pagar un curso presencial, el cual oscila entre los 20 y 40 mil pesos y por el lado de la corrupción, se puede ver gente que llega a pagar mucho dinero para ganarse un lugar en las residencias médicas. Las plazas para residencias médicas han sido muy pocas, de tal manera que hoy en día estamos pagando las consecuencias de esto, porque si no fueran tan pocas las plazas los especialistas serían más ahora, más internistas, más urgenciólogos, más especialistas de todo. Ahora tendríamos muchos especialistas para poder combatir la pandemia.
Si no hubiera existido por años esa falta de acceso a las especialidades médicas, prácticamente no estaríamos sufriendo de especialistas, y lo que hacen ahora es que si vienes al contrato de México por el Covid, te dan dos puntos para ese examen nacional de residencias médicas. Una burla porque ni por arriesgar tu vida en esta contingencia eres digno de ganarte una plaza en la especialidad. No hay intenciones de mejorar es sistema de salud, si las hubiera harían una de estas cosas. Los intereses parecen claros, usarnos un tiempo bajo el argumento de que nos están pagando bien.
Actualmente las universidades púbicas tienen filtros bastante corruptos, bastante injustos para entrar a las escuelas donde se estudia enfermería, medicina y por lo tanto los egresados de estas facultades y escuelas pues somos siempre muy pocos, no alcanzamos para una crisis en salud. Y hemos vivido otras crisis y hemos estado así en otras situaciones, nada más que el detalle del coronavirus es que es desconocido. Si tuviéramos la suficiente educación para la salud hubiéramos sido un poquito más disciplinados y no estaríamos como estamos. Nos hizo falta mucha prevención.
¿Cómo te sientes frente a esta situación que no tiene precedentes al menos para una generación de médicos como la tuya?
Cuando empezó a surgir el coronavirus en Wuhan, en China, veía en las noticias como construyeron ese hospital en tiempo récord y pensaba: ojalá no llegué a México el virus porque no creo que aquí podamos hacer un hospitalote tan grande en tan poco tiempo. Empecé a estudiar un poco lo que era el coronavirus, en ese momento había muy poca información ahora ya hay infinidad de artículos médicos sobre el tema. Al principio estaba un poco escéptico, pensaba que tal vez iba a llegar poquito a poquito o a lo mejor cuando llegara a México ya había vacuna, pero nos dimos cuenta de que avanzó muy rápido, quizá si se esperaba así pero yo creí que el impacto podía ser menor.
El sentir es difícil, como ser humano enfrentar una situación desconocida siempre nos causa incertidumbre y miedo. Es una nueva sepa del coronavirus totalmente desconocida, ósea una enfermedad totalmente desconocida, que al principio se pensaba que afectaba únicamente a los pulmones, a las vías respiratoria, que se presentaba como neumonía, nos damos cuenta de que tiene muchas formas de presentación, es una enfermedad multifacética que se puede presentar con diarrea, con enfermedad vascular cerebral, derrames, con infinidad de presentaciones diferentes a las pulmonares. Ante esta situación y como médico, uno está temeroso, porque puede ver a un paciente con un cuadro de infección de vías urinarias y resulta que es secundario al coronavirus. Podemos ver pacientes que llegan por enfermedad vascular cerebral, que está pasando mucho en jóvenes, y resulta que fue debido a la coagulopatía que se genera con el coronavirus, que esto fue secundario al coronavirus.
Entonces ver todas estas formas de presentación de la enfermedad y no saber qué hacer, porque no hay nada escrito ni ningún tratamiento cien por ciento especificado para el coronavirus, ni los especialistas tienen un protocolo exacto para aplicar, una guía clara que funcione con seguridad, no hay nada que podamos hacerle al coronavirus, a ciencia cierta, para combatirlo y esto causa impotencia, miedo.
El hecho de que se ponga uno 3 pares de guantes, una pijama quirúrgica una bata antifluidos, un cubrebocas -que antes nos daban los N95 originales, ahora nos dan KN95 que no son para nada los buenos-, ponerte uno googlees que ya usó todo el mundo, que no sabemos cuánto tiempo más aguantará el resorte; una careta que se te empaña, un gorro quirúrgico, unas botas, nos lleva a cuestionar la dimensión de su peligrosidad, y si efectivamente es un nivel de peligrosidad alto y ante eso uno siente miedo, angustia.
La semana pasada estuve enfermo, me subió la temperatura más de 38, luego empecé con gastroenteritis. Me dijeron que me daban tratamiento para ello y si no cedía entonces me hacían la prueba, afortunadamente el tratamiento antibiótico para la gastroenteritis funcionó y ahora estoy mejor, pero todo esto me hace sentir anímicamente mal.
Vemos pacientes que llegan por patologías desconocidas y en menos de 30 min hacen muerte súbita. No somos el único hospital que está recibiendo pacientes así. He escuchado en muchos otros hospitales, no nada más aquí del estado de Oaxaca sino en otros hospitales donde están recibiendo pacientes abatidos por enfermedades desconocidas con antecedentes de enfermedades respiratorias. Eso nos hace sentir mal. En la tele sale que te aplauden, aquí nadie ha venido a aplaudirnos, tampoco los pedimos, pero debe haber algún tipo de terapia que nos pudiera ayudar si no, psicológicamente también vamos a acabar mal.
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¿A qué atribuyes los frecuentes ataques al personal médico y cómo son percibidos por ustedes?
Una forma de dividir siempre han sido los rumores, las noticias falsas y nos ha tocado vivirlas en otras situaciones. Una parte de la población que es susceptible a las noticias falsas pues se avoca a creerlas y obviamente también a atacarnos. La falta de información verídica y el mismo descontento social que ha existido por años en México y en otros países, y que ha orillado a que la gente tome posturas hasta cierto punto peligrosas, cuando empieza a surgir el coronavirus muchos nos cuestionamos hasta dónde es el impacto de la enfermedad y hasta dónde es el impacto político y económico que nos quisieran imponer.
Hay desinformación porque la enfermedad es multifacética se puede presentar de muchas formas y ya que se le hace el estudio resulta positivo a coronavirus, eso no quiere decir que entró por una cosa y salió con coronavirus. Entró con una enfermedad que a lo mejor no cumple como definición operacional de coronavirus. A lo mejor entró por una enfermedad vascular cerebral que no tendría que ver con coronavirus, si lo explicamos fisiológicamente si tienen que ver, esa explicación es compleja y es en ese punto en que la información se desvirtúa.
Esa incertidumbre también a los familiares les causa temor, ira. Decir: los doctores no le hicieron nada. Pues es que a veces no podemos hacerle nada. En el hospital donde estoy por ejemplo el día de hoy no tenemos pacientes, pero únicamente estoy yo en turno y una enfermera. Yo soy médico general, si me llega un paciente que requiere intubación, si acaso llegara yo no estoy autorizado ni capacitado al cien por ciento para llevarla a cabo, necesitamos a un especialista, pero actualmente en este hospital no tenemos ninguno porque todos los especialistas están en aislamiento por un incidente que hubo la semana pasada en este hospital, y todo eso le genera al familiar del paciente ira, enojo y un enojo que a lo mejor es mal canalizado y en lugar de expresarse con los verdaderos responsables pues lo manifiestan con el personal de salud. Un enojo mal canalizado y también provocado por la desinformación.
¿Cuál son las expresiones o actitudes cotidianas que se viven dentro del hospital donde laboras, en plena pandemia?
Tenemos miedo de agarrar cualquier cosa porque todo está ya contaminado, el personal de limpieza que labora en este hospital trabaja a través del outsourcing está ganando 130 pesos al día. Entran a limpiar el área Covid, su empresa no les da equipo de protección personal. Afortunadamente el ISSSTE se las da, $1700 pesos creo ganan a la quincena, limpian toda el área exhaustivamente, si hay paciente hospitalizado también entran, limpian todo. Es personal prácticamente “carne de cañón” porque ellos se encargan de mantener limpia toda el área para evitar la posibilidad de contagio. Sin embargo, no se dan abasto, no pueden limpiar diario y a todas horas, si acaso una vez al día. La mayoría de las personas que trabajamos aquí estamos rondando entre los 25 y 35 años y estamos entregando parte de nuestra juventud a esta labor.
¿Cuáles crees que son los posibles escenarios en los hospitales públicos de Oaxaca en los próximos días?
En el hospital en donde estoy, hoy en este día, con un paciente que tengamos, colapsamos. Si nos llega un paciente grave no tenemos nada que ofrecerle, se nos va a morir. Si nos llega un niño, no tenemos pediatra, en lo que llega se nos va a morir.
Hay hospitales que, si tienen especialistas, si tienen unidades de cuidados intensivos, pero están saturados, la situación es la misma. No estamos al borde del colapso, ya estamos colapsados.
También en muchos aspectos ya estamos en nocaut como se dice en el boxeo. Ya no podemos ni meter las manos. En esta clínica hay como 25 compañeras y compañeros en aislamiento, que va a pasar si de esos 25 salieran 5 positivos, que va a pasar si de esos 5 positivos 3 requirieran hospitalización en cuidados intensivos, dónde van a ir, dónde los vamos a llevar, aquí no los podemos atender.
Esto pasa aquí, dentro del hospital, pero allá afuera donde la gente está laborando, donde no pueden atender la cuarentena por mera necesidad, o la gente que si pudiera, pero no lo está haciendo, qué va a pasar. Más ahora que ya se van a empezar a reiniciar las actividades, esto va a ser un caos tremendo.
Se ha visto en Oaxaca, en muchos puntos, cómo está muriendo la gente y muchas veces, ni siquiera se les está haciendo la prueba del covid. Llegan a los hospitales ya muy mal de salud y fallecen o ya llegan con muerte súbita, se ha escuchado de varios casos. No hay muchas esperanzas, desafortunadamente pues tampoco podemos detenerlo así por arte de magia, son cosas que vamos a tener que enfrentar por que a estas alturas ya no nos queda de otra y pues vamos a seguir, dentro de lo que cabe haciendo nuestro trabajo, lo que podamos. Vamos a seguir cada que se pueda, exigiendo mejores condiciones laborales y cada que se pueda denunciar la condiciones que no son apropiadas, y ese es el panorama que en lo personal veo en los hospitales de Oaxaca.
Tengo compañeros, compañeras laborando en las diversas regiones. Hemos platicado como les va y el panorama es el mismo, incluso hay hospitales en las regiones de Oaxaca donde hay casos entre los compañeros de enfermería, en Tuxtepec por ejemplo, en Juchitán donde se ha sabido de compañeros con síntomas a los que no les han hecho la prueba, nos genera bastante enojo ver cómo incluso el gobernador Alejandro Murat sale comunicando que se hizo la prueba del coronavirus nada más porque su secretario particular salió positivo. Pues entonces por qué a nosotros que somos personal de salud, que estamos expuestos todos los días con los pacientes, nos niegan la prueba del coronavirus y aquí desde la dirección de los hospitales, nos dicen que no. Qué nos espera si nosotros, el mismo personal de salud podemos estar contagiando a los pacientes que llegan por otras patologías. Qué nos espera si ya cada vez somos menos personal, qué va a pasar si dos tres de nosotros empezamos a renunciar, el panorama es poco alentador, hay muchas incógnitas: cuándo va a salir una vacuna, qué va a pasar cuando regresen a clase las niñas y los niños, cuando empiecen a abrir las fábricas, aunque muchas no han cerrado, qué va a pasar cuando reabran gimnasios, teatros, cines.
Sí hay vocación, la vocación existe…
Tenemos mucha vocación. Pero por más vocación que uno tenga de servir, de solidarizarse con las personas que están pasando por la enfermedad causada por el coronavirus, por mucha vocación que uno tenga siempre existe el miedo, y muy probablemente si no tuviéramos la necesidad económica no haríamos este trabajo que es prácticamente un suicidio para muchos compañeros que en momentos de desesperación hasta se han quitado el equipo de protección. O es prácticamente un suicidio entrar a ver un paciente sin el equipo adecuado. Incluso con el equipo adecuado porque, aunque el virus no te mate si te puede llegar a afectar la falta de oxígeno, la falta de líquidos, la infección en las vías urinarias, las gastrointestinales.
No es que no haya vocación, la vocación está, va a existir siempre pero no hay condiciones para que esa vocación esté por encima de todo lo demás, sin embargo lo que si hay es mucha necesidad, muchos médicos tenemos esa necesidad de trabajo.
Esto es algo muy complicado y que la necesidad nos ha orillado hacerlo. Si no tuviéramos esa necesidad tal vez no lo haríamos, pero se pone en juego lo que en alguna parte leí en redes ¿dónde está la vocación? Si la tenemos, existe la vocación. Si no hubiera tanto miedo, si la gente estuviera mejor informada, si el gobierno por su parte pusiera bien la información y el equipamiento necesarios para atender a los pacientes, así el miedo disminuiría.
Se terminan los audios que Luis grabó intermitentemente durante muchos minutos. Aparecen sus fotos sonriendo con el traje de protección personal; jugando siempre con la vida, y con la muerte por que ese es su trabajo y su vocación. Finalmente me dice, ¡ya nos llegó paciente! y se va al “Covitario”.
Los casos han incrementado, el miedo también, los Valles Centrales es la región más afectada y poco a poco el flujo vital que se resistía a morir de hambre antes que ha una pandemia, va bajando. Oaxaca siempre al filo de la muerte.
[1] Lee más de sus escritos en http://ecolatinoamericano.com/2020/05/01/libro-reflexiones-sobre-el-trabajo-en-la-sociedad-socialista-ernesto-che-guevara-utbico/
Visita número 360
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