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Colibrí

Para la mujer que no pudo quedarse, pero me dejó

sembrada.

 

Raíz sofocada en la profundidad de la tierra:

muerte, entrega, caminata.

Carne que en el suelo se contiene,

y que vida atrás, fue regada con la sangre de sus hijos.

Guerrera solo porque mueres;

me procuras con ligereza

y un casi andar de tu plumaje entre las flores.

 

Traes el mensaje de tranquilos mundos cotidianos

entre sequías y nubarrones,

te abasteces confiada de toda mi dulzura.

No olvido que tu vientre me lanzó a la tierra,

que entre cascajos de dolor fui recibida.

Que cuando humana, tragaste corazones

para entregarlos hoy puntual por las ventanas.

 

Entre los montes te voy buscando:

labios, frutos, mareas y dispensarios.

Sacudes de repente las angustias

expandiendo el olor de las buenas noticias entre árboles y fuegos.

 

Ánima del día que se despierta.

Aleteanos la muerte

y con el fino pico nútrete del polvo de nuestros nacimientos.

 

Brenda Contreras Cruz

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