EnsayoLetras

CALDERO COTIDIANO El grito unísono de una juventud que pidió un cambio.

Por: Roberto Muñoz

25 de octubre fue el día en que las manos tercas y necias de los chilenos volvieron a levantar el féretro del legado de Pinochet… pero esta vez fue para darle sepultura.

¿Quién diría que un alza en la tarifa del metro el 6 de octubre del año pasado haría que floreciera un estallido social? Ver a los jóvenes saltarse los mecanismos de pasaje, verlos protestar y que dieran una lección de la verdadera responsabilidad civil, fue la mecha para que varias generaciones cuestionaran: si en verdad la constitución de Pinochet servía al pueblo, o solo amparaba a unos pocos. Esto provocó un ‘despertar social’ donde la mayoría de las y los chilenos exigieron la extinción de una falsa democracia donde el acceso a la salud, a la educación, a pensiones dignas y, los derechos humanos solo existía en papel pero que en la realidad solo era el privilegio de unos cuantos. Miles de jóvenes junto a sus familias tomaron plazas, calles y avenidas; y como siempre, el gobierno de Piñera mando al cuerpo de carabineros a erradicar con gases lacrimógenos y balas de goma la voluntad de un pueblo que por medio de un grito unísono pedía justicia. Ante las crecientes movilizaciones, disturbios, actos vandálicos y las denuncias por represión policiaca, el gobierno anunció la realización de un plebiscito que llevaría a una convención constituyente que realice una nueva constitución que deje por fin la sombra y el lastre del legado de Augusto Pinochet. El plebiscito sería realizado el 25 de octubre de 2020.

Pues el día esperado llegó; ni la pandemia ni los medios masivos de comunicación impidieron que el pueblo chileno saliera a votar. Toda la mañana y la tarde grandes filas se formaron por las calles, y bajo la consigna de “apruebo”, las ciudades se sumergieron en expectativa. Fue alrededor de las 7 de la noche cuando me entere que nuestras hermanas y hermanos chilenos le dieron sepultura a la constitución de Pinochet. Esto me hace pensar que con la última elección en México, la recientes elecciones en Bolivia, y el plebiscito del domingo en Chile, no solo han dado una gran bocanada de esperanza a todo el continente, sino que las sociedades han decidido expulsar a un sistema económico que a todas luces no funciono (Neoliberalismo). También hemos demostrado al mundo que el futuro de Latinoamérica lo decidimos únicamente las y los latinoamericanos, y no las grandes empresas transnacionales ni tampoco los gobiernos autoritarios, corruptos y canallas. Se ha demostrado que aún podemos salvar a esta sociedad herida y que este suelo que se creía marchito, está volviendo a renacer.

La lección que nos ha dejado Chile, es que la mayor cualidad del latino: es la memoria.

Muchas felicidades al pueblo chileno. Somos Latinoamérica unida.

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