Las pérdidas millonarias de Elon Musk y la “SharkThanknización” de la economía norteamericana
7 DE ENERO DEL 2023
“Elon Musk se convierte en la primera persona en perder $200 mil millones”, este es el título del 30 de diciembre del portal Bloomberg https://n9.cl/3qun9 en el que explican que, según sus propias mediciones, la riqueza de este magnate pasó de acumular $ 340 mil millones en noviembre de 2021 (su punto más álgido) a 137 mil millones al cierre de 2022.
¿Cómo fue que en un año perdió más de la mitad de su capital?
Analistas señalan que las principales razones son la caída de las ventas de los automóviles Tesla como consecuencia de la caída generalizada del consumo de autos, así como el ambiente polémico alrededor del proceso de compra de Twitter.
Musk por su parte responsabiliza a la FED por el mal manejo de las subidas de las tasas de interés, el 16 de diciembre tuiteó: “¡Tesla se está ejecutando mejor que nunca!, no controlamos la Reserva Federal. Ese es el verdadero problema aquí”.
Actualmente apabullado por los especialistas como un mal empresario, este escenario contrasta con el júbilo con el que hace apenas pocos años era aplaudido mundialmente por su rapidísimo ascenso dentro de las primeras posiciones de los multimillonarios.
Supremacía del capital financiero norteamericano
¿Cómo hemos llegado a un escenario en que crecen y caen riquezas de manera abrupta en tiempo récord? Si todavía hasta hace unos 50 años para hacerse millonario se requerían décadas de capitalización constante.
La respuesta es: por la supremacía del capital financiero sobre el resto de la economía norteamericana, que impone sus reglas operacionales por las buenas y por las malas.
Su escenario es la Bolsa de Valores porque es el mercado en el que se compran y venden (entre otros tipos de bonos) las acciones de las empresas. Acuden por un lado los propietarios de las empresas a conseguir financiamiento y por otro, los propietarios de enormes masas de dinero. Los primeros convencerán a los segundos de invertir su dinero en sus empresas a cambio de un porcentaje pactado de la ganancia.
El principal factor con la que toman las decisiones son las expectativas de crecimiento de las ganancias del negocio. Si el propietario del capital considera que el negocio que le pide el dinero crecerá sostenidamente en el futuro, aceptará el riesgo y comprará acciones.
Las acciones, -que ahora cuentan con su propio mercado- subirán y bajarán de precio según las leyes tradicionales de la oferta y la demanda. Una empresa muy solicitada apreciará el precio de sus acciones, una empresa no querida las depreciará.
Lo explicado hasta aquí, no es más que la explicación general de una bolsa de valores cualquiera, de cualquier país.
Pero es importante partir de aquí para que se entienda la particularidad del caso norteamericano que es la siguiente: el sistema financiero norteamericano está tan desarrollado y fortalecido que ha crecido una casta de financieros que ya no analizan el crecimiento de las empresas para la compra de acciones, sino que analizan únicamente las expectativas de las acciones por sí solas. En otras palabras, significa que solo importa cuánto puede especularse con cada acción, y que ya no importa nada o casi nada el funcionamiento real de la empresa propietaria de la acción con la que se especula.
De este modo es que puede existir una empresa con excelentes perspectivas de éxito, pero con acciones a la baja o viceversa, empresas sin valor económico alguno que cotizan en millones.
Por supuesto este funcionamiento es altamente volátil, porque esta casta de compradores de acciones juega al corto plazo, al muy corto plazo. Compran y venden acciones de empresas reales según lo que consideran será su rendimiento en los próximos días, horas o minutos.
Muchas de estas operaciones descritas están prohibidas en muchas bolsas de valores del mundo, pero en EE. UU. fueron permitidas desde inicios de la década de los 80.
Millonarios; charales en un estanque de tiburones
Ya podemos explicar los fenómenos como el del crecimiento y caída abruptas de la riqueza de Elon. En EE. UU. para mantener altas las cotizaciones de sus acciones, los empresarios no deben solamente mantener buenos rendimientos y ganancias, sino que también deben mantener una excelente imagen pública con “mentalidad de tiburón” para mantener vigente la confianza de los grandes “tiburones” y no perder sus inversiones millonarias.
En esta etapa financiera norteamericana la casta empresarial debe hacer de su vida un performance permanente, cada uno se ha vuelto un personaje en sí mismo. Bill Gates tiene hasta su documental en Netflix, Mark Zuckerberg gasta millones en su apariencia austera solo por mencionar un par de nombres.
El comportamiento extravagante de Elon no es una particularidad de su personalidad, es una exigencia de comportamiento que el sistema financiero le hace. Un día despotrica contra algo o alguien, otro día se pone una pechera de super héroe, otro hace adivinanzas y así infinitamente ¿Por qué dedica tanto tiempo a esas actividades y no a trabajar? Exactamente porque hacer esas excentricidades son parte esencial de sus ganancias.
Como en Shark Thank, la estabilidad de las grandes empresas depende directamente de la calidad del speech y la actuación. Les pasará a todos los millonarios a base de capitalización en Bolsa.
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