La poesía es como el pan, de todos. A 85 años del nacimiento de Roque Dalton
“La poesía de Roque era, como él, cariñosa, jodona y peleadora. En la cara y en la poesía de Roque, una guiñada se convertía en un puño en alto. Le sobraba valentía, y por lo tanto no necesitaba mencionar el coraje. Nada más ajeno a la retórica del sacrificio que la obra de este militante que nada ahorró de sí ni quiso nada para sí.”
Eduardo Galeano ,1976
La poesía como testimonio de la revolución latinoamericana nos presenta una serie de poetas que antes de reconocerse como tales, se asumen revolucionarios. Roque Dalton quien obtuvo el Premio “Casa de la Américas” con su libro Taberna y otros lugares en 1969, dice en una de sus dedicatorias que llegó a la revolución por vía de la poesía, pero que el camino de regreso; llegar a la poesía a través de la revolución también tiene su ventaja. Ser revolucionario antes que poeta porque la poesía de la revolución emana sin permiso de las manos de quienes trabajan por la construcción de un mundo diferente.
Roque Dalton nace en el Salvador el 14 de mayo de 1935 y muere asesinado el 10 de mayo de 1975. El poeta de la revolución latinoamericana que en varias ocasiones escapa de la muerte para encontrársela de frente, años más tarde. Una muerte apagada, contradictoria, revuelta. Sin embargo, hablar de Roque es hablar de vida. Del instante presente en que la palabra atiende al herido, al condenado, al confundido, al amado.
Desde la celda que impone el enemigo, Roque Dalton se encargó de mostrar, con el lenguaje más cotidiano, los motivos y andares de la Revolución. La claridad en sus versos es metáfora de las ideas que lo componen, de la fuerza que lo lleva a escribir luchando.
Mucho se habla de él, como militante, como poeta, como periodista. Pero más se habla de ese Roque como Hombre, ser humano que tejió conversaciones y prácticas cotidianas con los revolucionarios de su época. Hay una necesidad muy grande de escribirle, describirle, acompañarle en ese raro presagio de la muerte. Hay una nostalgia daltónica en toda América Latina. Le perdimos el paso, vamos leyendo como migas de pan sus poemas, como un camino velado hacia alguna parte. Pero Roque dejó su prisa por vivir en la poesía de Mario Benedetti, sus coordenadas clandestinas en las canciones de Silvio Rodríguez; anda aquí, yo lo vi, dice Viglietti y habrá que creerle.
Sus poemas atraviesan discursos, edades, amoríos. Encontré a Roque Dalton en la forma más accidentada, entre miles de versos, de papeles antiguos, de espacios innombrables, en la mirada muerta de un amigo arrebatado. Lo encontramos así donde quiera, donde siempre, ya sabemos que sus venas no terminan, sino en la sangre unánime de los que luchan por la vida. De su muerte no se habló. Hay silencio. Lo cierto es que, de su vida, de su nacimiento sigue habiendo municiones. Sus poemas, poesía militante y risa indispensable que recorren toda América Latina. Lleguemos entonces a la revolución; a la poesía que trasciende siempre en la conquista de una nueva jornada.
Brenda Contreras Cruz
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