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Reflexión Scout desde la obra de Herny Giroux ||
La inocencia robada: juventud, multinacionales y política cultural

Cuando trabajamos con infantes es necesario tener una posición política alternativa que nos permita tomar consciencia de lo que sucede en el mundo con respecto a este estadio de la vida, para ello, tomamos las palabras del Pedagogo Giroux que nos menciona que las niñas y niños nacen con la sabiduría natural de ser libres y autónomos y que comúnmente reniegan aquello que les orille a  personificar las masas, sin embargo, los padres son los primeros que nos conducen a ese seguimiento de formalidad y de mostrarse presentable para encajar, un error  alimentado por la educación institucional a través de ideologías políticas y culturales que nos recuerda a Freire, uno de los principales promotores de las bases para la construcción de pequeñas mentes críticas.

Para lograr esa mentalidad crítica, es necesario verlos como seres capaces y no como mentes inocentes a las que se les niegan los temas importantes de su crecimiento como el sexismo, los malos tratos, la pobreza etc… temas que deberán ser incluidos en los proyectos educativos para prepararlos en estos tiempos difíciles, teniendo presente el hecho de que los problemas sociales no son problemas individuales.

En nuestra sociedad altamente clasista y racista, el niño (varón) blanco dentro de la ideología de lo bonito y privilegiado es símbolo de inocencia, generando actitudes justificadoras para emplear en los diferentes términos como: problemáticos, flojos, deprimidos, pobres.            

Dicha sociedad parte del hecho de no alterar la realidad, culpabilizando a determinadas regiones o culturas, incluso limitando los espacios públicos y promoviendo las cárceles como dispositivos necesarios justificando la seguridad pública dejando dichas propuestas sancionadoras como la alternativa para los diferentes.

En el ámbito privilegiado de la clase media, los niños están cada vez más cerca de la adultización por el alcance de la pornografía, los videojuegos y los programas de televisión que sexualizan a niños son campo fértil de futuras mentes enfermas.

Hablando claramente de una sociedad como la estadounidense (hoy mundializada gracias a la globalización y el deseo de copiar e imponer el modelo estadounidense de familia alrededor del mundo), las personas creen menos que los jóvenes alcancen un futuro próspero, son así dictaminados a priori, en concordancia con su clase y raza, como seres sin control y de destrucción perdiendo toda fe en ellos donde deberían de pensar que en los ojos de ellos está el futuro de una nación.

Por otro lado, a pesar de los escándalos de abuso alrededor del mundo en las iglesias, aún hay padres que por prejuicios tratan de ignorar problemas de la infancia como son la pedofilia o el acoso, mientras son partícipes de promover una industria que ataca su inocencia aumentando la ceguera hacia el consumo y la industria del entretenimiento y la moda que le provee material como: concursos de niñas modelos o mujeres vestidas de niñas, la cosificación infantil en toda su potencia.

Los niños y adolescentes del siglo XXI no son más que objetos para consumir o ser consumidos siendo abandonados por cada adulto a su alrededor que no lucha por sus derechos ni por una cultura de libertad, sólo se limitan a imitar actos del adulto comercial para así ser «aceptados» pero, sobre todo, ser controlados evitando tengan la posibilidad de un análisis crítico de sus acciones pues quien lo hace suele ser marginado por el mismo sistema.

Hollywood es una industria que fomenta el racismo en las clases medias y sobretodo la normalización de la estupidez gringa, el alcohol, drogas y sexo desenfrenado y sin sentido afectivo, provocando que las industrias crezcan cultivando las mismas ideas en beneficio de los privilegiados. La palabra inocencia no propende a proteger al infante, en ocasiones por su promoción poco analítica provoca que los infantes no puedan cuidarse a sí mismos, y ahora sí, ser arrebatados de su inocencia.

De ahí la importancia que debe de tener el educador crítico para el ascenso de una sociedad culturalmente y políticamente correcta, plantear lo que enseñan para que no solo avancen detrás de un título de aceptación si no que la enseñanza se practique en la vida diaria con la idea de cuestionar cómo se lleva incluso el poder público; para ello es de suma importancia el promover una educación sincera, sin prejuicios que acredite legitimidad de no discriminación y de protección de los cuerpos de adolescentes e infantes.

Finalmente, Giroux nos permite observar el cómo hemos sido seducidos por la industria al marginar con nuestra inocencia en conjunto con la ignorancia o miedo de los padres que han permitido los fetiches que sexualizan de forma cosificada a la infancia y la creciente necesidad de consumir basura para lograr ser aceptados sin dejarnos pensar en otras oportunidades de pensamientos.

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