Despedida continua
Tomados de la mano llegamos a la sala de espera de los autobuses. Sonreímos al notar que nos quedan cuatro minutos juntos antes del abordaje, antes de regresar de nuevo ese singular espacio en que los días pasan sin dejar mayor rastro que una capa de polvo, que una imagen en sepia. Yo me voy como he llegado; inesperada. No hay tiempo para acuerdos ni para convenciones. Requerimos algo contundente que nos incite por lo menos al recuerdo. Soy impaciente y mientras miro el reloj pienso en los múltiples escenarios: puedo soltarte la mano y en seguida sacudirla de lado a lado frente a ti anunciando mi partida. Darme la media vuelta y pasar la puerta sin mirarte. Funciona, claro que funciona para cortar en definitiva los posteriores encuentros. La intermitencia del tiempo en los dos puntos que separan las horas de los minutos me van acelerando un impulso primario de conocer el mundo con mi boca. Me acerco con determinación para que abraces este eufemismo de despedida. Siento que tus manos se unen bajo la mochila cargada de libros. Ahora me contengo, he frenado la continuidad de la despedida. Si acaso lo que nos ocupa fuese un baile cadencioso te tocaría conducirme, anunciar con la fuerza de tu brazo el siguiente movimiento. Espero. Casi miro de nuevo el marcador del tiempo cuando siento tus labios en mi boca buscando un espacio. La fuerza, la succión y esa especie de chasquido proponen un ritmo que ha de seguirse con un leve movimiento de cabeza. Somos un rompecabezas que ha de acomodarse con sus piezas lubricadas y muy manipulables. Me gusta el juego y suelto con cautela las contracturas de mi infancia. Ecos contenidos en la boca. Olas de coral que nos sumergen. El sabor de tu saliva comienza a invadirme. Es muy posible que sea el mismo que se desliza por mis piernas o tal vez una mezcla que se activa cuando el amargo gusto por los labios de alguien más me atrapa. Ya dispuesta lanzo un lengüetazo que no es bien recibido porque tus dientes lo entorpecen. Rectificamos el camino. Toda yo te estoy besando.
Reacciono inesperadamente:
—Este es el último llamado para el pasajero con boleto marcado con el número 9, con destino al Ciudad de Oaxaca , favor de abordar ya que el autobús está por iniciar su viaje. Gracias.
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