Desde los nazis hasta el covid ¡Nuevamente, los rusos!
Por: Darío Croc Ures
En pocos meses se cumplirán setenta y seis años de la finalización de la Segunda Guerra Mundial, conflicto militar global desarrollado entre 1939 y 1945. En la misma se involucraron la mayor parte de las naciones del mundo, y al momento de la caída del Reich hitleriano solo nueve Estados del mundo eran oficialmente neutrales (Afganistán, Dinamarca, España, Irlanda, Mongolia, Nepal, Portugal, Suecia y Suiza). Las grandes potencias se encontraban agrupadas en dos alianzas militares enfrentadas: los Aliados y las Potencias del Eje. Hoy es recordada como la mayor contienda bélica de la historia, con más de cien millones de militares movilizados y un estado de «guerra total» en que los contendientes pusieron toda su capacidad económica, militar y científica al servicio del esfuerzo bélico. Signada por hechos de enorme repercusión que incluyeron la muerte masiva de civiles, el Holocausto, bombardeos intensivos sobre ciudades y el uso, por única vez, de armas nucleares en un conflicto militar, la Segunda Guerra Mundial fue el más mortífero en la historia que dejó como resultado entre 50 y 70 millones de víctimas, el 2,5% de la población mundial.
Tras diversos estudios e investigaciones ha quedado establecida, de forma simbólica, la cifra de seis millones de muertos miembros de la comunidad judía como resultado del Holocausto, a pesar de estimarse que, en total, un mínimo de once millones de personas murió, de ellas un millón eran niños, y que de los judíos residentes en Europa antes del Holocausto, aproximadamente dos tercios fueron asesinados con métodos tales como la asfixia por gas venenoso, los disparos, el ahorcamiento, los trabajos forzados, el hambre, los experimentos pseudocientíficos, la tortura médica y los golpes.
No es ocioso recordar que el conflicto comenzó el 1 de septiembre de 1939, con la invasión alemana de Polonia, el primer paso bélico de la Alemania nazi que pretendió fundar un Tercer Reich alemán en Europa. La inmediata declaración de guerra de Francia con la mayor parte de los países del Imperio británico y la Commonwealth al Tercer Reich, dieron inicio a brillantes campañas militares que recién en 1945 pusieron fin a la guerra.
El avance de las fuerzas del eje fue detenido por los aliados en 1942 tras la derrota de Japón en diversas batallas navales y de las tropas europeas en el Norte de África y en la decisiva y heroica batalla de Stalingrado que cambió definitivamente el curso de la guerra. En 1943, como consecuencia de las distintas derrotas de los alemanes en Europa del Este, la invasión aliada de la Italia Fascista y las victorias de los Estados Unidos en el Pacífico y la presión soviética recuperando los territorios invadidos, el Eje perdió la iniciativa y tuvo que emprender la retirada estratégica en todos los frentes.
La guerra concluyó con la victoria total de los aliados sobre el eje en 1945, y la liberación de los prisioneros en campos de exterminio y la captura de Berlín por tropas soviéticas y polacas trajo la consiguiente rendición incondicional alemana el 8 de mayo de 1945. Por su parte, la Armada Imperial Japonesa resultó derrotada por los Estados Unidos tras el bombardeo atómico sobre Hiroshima y Nagasaki, mientras los soviéticos invadían la Manchuria, para poner fin a la guerra en Asia el 15 de agosto de 1945 cuando Japón aceptó la rendición incondicional.
Capitulación alemana
A las 02:41 de la mañana del 7 de mayo de 1945, en las instalaciones del Cuartel General Supremo de la Fuerza Expedicionaria Aliada (SHAEF) en Reims, Francia, el jefe del Estado Mayor del Alto Mando de las Fuerzas Armadas alemanas (Oberkommando der Wehrmacht, OKW), el general Alfred Jodl, firmó el acta de rendición incondicional para todas las fuerzas alemanas ante los Aliados. Así, tras la rendición del 8 de mayo de la Alemania nazi la opinión pública mundial comenzó a conocer las distintas proezas desarrolladas por los diferentes ejércitos que con gran decisión y heroísmo enfrentaron a las tropas del Tercer Reich. De las anécdotas contadas por los civiles y combatientes sobrevivientes, más las informaciones objetivas brindadas por fuentes oficiales de los distintos gobiernos, surgía la verdad irrefutable, la Unión Soviética había sobrellevado sobre sus hombros el mayor peso de la guerra desde la invasión de su territorio por los soldados de la Alemania nazi. Los Estados Unidos, el otro gran contendiente de la maquinaria bélica hitleriana, integrado a los Aliados tras el ataque japonés a la base naval de Pearl Harbour, en Hawai en 1941, desarrollaba acciones militares desde esa época, pero no fue hasta el 6 junio de 1944 que se produce el día D, el desembarco de tropas aliadas en la playa francesa de Normandía, quedando abierto así el Segundo Frente, tan solicitado por la Unión Soviética que llevaba tres años luchando sola contra el nazismo en el Frente Oriental. Sin desconocer el heroísmo de las naciones europeas que lucharon contra el hitlerismo, y en honor a la verdad, se debe decir con total certeza que la hoy extinguida Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas de Rusia (conocida como URSS), integrada también por Ucrania, Bielorrusia y Transcaucásica, fue la que mayormente salvó a la humanidad de caer totalmente bajo la bota nazi.
Aprender de la historia
A pesar de esa gran lección dada al mundo, hace ya más de 70 años, hoy la humanidad se ve amenazada nuevamente por una pandemia, esta vez no de carácter militar sino de origen virológico. Por efecto del coronavirus Sars-coV-2 ya han muerto más de dos millones de personas en el mundo, y casi 54 millones están infestadas y padecen la enfermedad, alrededor del 0.8 por ciento de la población mundial, cuando el total es de 6 mil millones y para 2025 se espera sea de 8 mil 500 millones.
Pero al igual que ayer los Aliados retrasaron la apertura del Segundo Frente, en aras de que la Alemania nazi y la Unión Soviética se destruyeran entre sí, puramente por prejuicios ideológicos, actualmente hay gobernantes que deberían aprender de la historia, como el brasileño Jair Bolsonaro y su inspirador el expresidente Donald Trump, que niegan la verdadera amenaza del virus a la eficacia de la vacuna Sputnik V, mientras Brasil acumula más de 9 millones de infectados por el covid-19 y poco más de 230 mil muertes y Estados Unidos 450 mil muertes y casi 27 millones de infestados.
El nombre de la vacuna homenajea al Programa Spútnik, que desde inicios de 1950 y hasta principios de los 60 fue integrado por una serie de misiones espaciales realizadas por la Unión Soviética, y ahora Sputnik V es la primera vacuna patentada en el mundo científicamente probada, que se basa en vectores adenovirales humanos y que está registrada en 16 países y desarrolló ensayos clínicos en fase III en los Emiratos Árabes Unidos, India, Venezuela y Bielorrusia con la participación de más de 31.000 voluntarios.
La Sputnik V, cuyo costo en el mercado internacional es de menos de 10 dólares, ha demostrado poseer una eficacia superior al 90%, de acuerdo con la información recuperada luego de que cerca de 20 mil voluntarios recibieran las dos dosis requeridas.
Esta vacuna, que se puede almacenar entre +2 y +8 grados Celsius, lo que facilita su distribución a todo el mundo, incluidas regiones de difícil acceso, ha sido solicitada por más de 50 países, que vacunarían a más de 1.200 millones de personas (y consumirían 2.400 millones de dosis, puesto que “Sputnik V” es una vacuna de dos dosis). Mientras socios internacionales del Fondo Ruso de Inversión Directa, RDIF, anunciaron que la vacuna también será producida en India, Brasil, China, Corea del Sur y otros países, con la finalidad de surtir el mercado internacional, diversas investigaciones acerca de los resultados positivos del estudio de la efectividad de la vacuna, tras haber sido sometidos a una evaluación internacional comparativa; fueron publicados en la revista The Lancet.
La Sputnik V, Latinoamérica y los latinoamericanos
Como apuntaba anteriormente, los prejuicios políticos, o ideológicos, restan a Latinoamérica y sus ciudadanos la posibilidad de protegerse con la vacunación y poder vencer de esa forma la enfermedad del Covid-19. Así lo demuestra el caso de Germán Abril, nacido hace 30 años en Colombia, pero que se graduó de médico en Cuba en 2013 y, según reporta el diario colombiano El Tiempo, tras graduarse regresó a su país con el fin de especializarse en neurocirugía, encontrándose con que las principales universidades le cerraron las puertas, acusándolo de ser sindicalista, comunista, guerrillero izquierdista, por el simple hecho de haberse graduado en la isla caribeña.
Decidido a encontrar nuevos horizontes, Abril al ver tronchadas sus ilusiones de seguir estudiando y posteriormente ejercer en Colombia, partió rumbo a Moscú en 2017, logrando matricular en la Universidad de Sechenov. Institución ésta, que desde hace meses desarrolla diferentes investigaciones sobre el agente patógeno SAR-CoV-2 y el desarrollo de la vacuna Sputnik V, la primera registrada en todo el mundo para combatir la pandemia del nuevo coronavirus. Allí el colombiano, médico graduado en Cuba, trabaja con éxito profesional en las distintas etapas de los ensayos clínicos de la Sputnik V, pero mientras lo muerde la nostalgia por regresar a su país, al igual que más de mil de sus compatriotas también graduados en medicina en Cuba, Germán Abril siempre tendrá el “obstáculo” de que su título de médico fue expedido en la Mayor de las Antillas. Sólo aquellos atacados, fuertemente, de ceguera política pueden desconocer que, con independencia del origen ideológico de los hombres, o científicos, si el producto de sus creaciones, avaladas por la ciencia, resulta benéfico para la humanidad hay que aceptarlas como buenas, así vengan de Oriente u Occidente.
Sputnik V al alcance de todos
A pesar de que los países latinoamericanos desarrollan negociaciones, para la adquisición de vacunas contra la Covid-19, con diversos laboratorios como el ruso distribuidor de Sputnik V, Sinopharm de China, Astrazeneca y Janssen de Johnson & Johnson, en el caso de Perú su viceministro de Salud, Luis Suárez, informó en entrevista radial que su país tiene “conversaciones muy avanzadas” para la adquisición de la vacuna rusa y otras contra el virus SAR-CoV-2 con vistas a inmunizar a 24 millones 500 mil peruanos.
Por su parte, cámaras frigoríficas con dosis de la vacuna Sputnik V fueron cargadas en aviones de Aerolíneas Argentinas en el aeropuerto de Sheremétievo, Moscú, desde diciembre pasado. Las naves trasladaron más de 600 mil dosis del antídoto, transportadas en contenedores térmicos con un peso total de más de 9,4 toneladas, que gracias a un gel refrigerante pueden garantizar una temperatura de 18 grados bajo cero durante 60 horas.
El nuevo Gobierno de Bolivia no se quedó atrás y firmó un acuerdo con Rusia para la adquisición de 5,2 millones de dosis de la vacuna Sputnik V contra el coronavirus. “Esta adquisición no hubiera sido posible si el pueblo boliviano no hubiese elegido un gobierno democrático”, manifestó el presidente Luis Arce, quien fue electo en los comicios del pasado octubre. También recordó el mandatario, que el gobierno de facto de Jeanine Áñez no mantenía relaciones con Rusia. De acuerdo a la información brindada en la página oficial de la Sputnik V, el acuerdo, firmado entre el RDIF y la Central de Abastecimiento y Suministros de Salud (CEASS) de Bolivia, permitirá que unos 2.6 millones de personas, más del 20 % de la población boliviana acceda a la vacuna. Con ese acuerdo Bolivia se suma a Argentina, que ya comenzó la aplicación de la vacunación, y luego a Venezuela, que participó en la fase III de los ensayos clínicos de la medicina y ya había anunciado la compra de Sputnik V, y a México que desde finales de enero inmuniza a su población con la vacuna rusa, además de Paraguay, Hungría e Irán, que también estarían utilizándola.
A pesar de la decepción hay esperanza
La epidemia de la Covid-19 ha venido golpeando a la humanidad en forma acelerada, lo que ha obligado al hombre, fundamentalmente a su comunidad científica, a utilizar en extremo su inteligencia para combatirla y extinguirla. De tal forma que, varios gobiernos de distintos países han dedicado cuantiosos recursos para la obtención de una vacuna que inmunice a la población mundial de la enfermedad que crea el coronavirus SARS-CoV-2.
Recientemente, en diversos medios periodísticos, se dio a conocer una noticia que creó gran decepción en la comunidad científica, afectando además el anhelo de la población mundial. El 80 por ciento de los vacunados con la segunda dosis de Moderna, una vacuna contra el coronavirus, financiada por Bill Gates, cofundador de Microsoft, sufrieron efectos adversos sistémicos, con escalofríos y fiebre alta entre otros síntomas. Al mismo tiempo, los medios de comunicación, informaban que el proceso de la creación de vacunas en Estados Unidos es controlado por la Administración de Alimentos y Drogas, FDA, de ese país, organismo que aprobó el uso de esa vacuna. A raíz de tales sucesos. Diversos científicos vinculados a la Universidad de Harvard subrayaron que No se puede confiar en la FDA.
Pero como un rayo esperanzador los frutos de la labor investigativa comienzan a verse, y generan expectativa en los pueblos y las organizaciones sanitarias internacionales. Muestra de ello es lo que ocurre en el Reino Unido, donde fue aprobado el uso de la vacuna contra el coronavirus de Oxford/AstraZeneca, considerada allí más barata y más fácil de distribuir que otras alternativas. También, al igual que en otros países europeos, se aplica la estadounidense Pfizer, la alemana BioNTech y la belga Jansen todas con, hasta el momento, resultados aceptables para desarrollar la protección de millones de personas afectadas o no por la enfermedad.
En la región del Caribe, es Cuba quien con cuatro candidatos vacúnales, Soberana 01, Soberana 02, Mambisa y Abdala, se prepara para producir 100 millones de dosis de su vacuna contra el covid-19, Soberana 02, y según autoridades del centro científico cubano Instituto Finlay de Vacunas se planifica, a lo largo del año 2021, vacunar a 11 millones de habitantes en la Isla.
Mientras en todo el planeta se combate la pandemia, la prestigiosa revista médica The Lancet ha publicado los rigurosos resultados preliminares de la vacuna rusa contra la COVID-19, Sputnik V, y en texto la publicación afirma que el antídoto no tiene efectos secundarios graves y es eficaz e inmunogénica para todos los grupos de edad, además de que supera a otras vacunas en cuanto a precio y facilidad de transporte y almacenamiento, y la calificó como “una vacuna para toda la humanidad”.
Otros científicos, como Cecil Czerkinsky, director de investigación del Instituto Nacional de Salud e Investigación Médica de Francia y el profesor de microbiología médica David Livermore, de la Universidad de Anglia del Este, en Reino Unido, destacaron que la Sputnik V resulta un medio muy útil en medio de la escasez global y los problemas logísticos y que aparte de los “resultados impresionantes” que ha mostrado es “la primera vacuna de vectores de adenovirus en lograr la eficacia del 90 % observada con las dos dosis”.
También habrá vacuna “light”
Los científicos rusos, conscientes de la premura que tienen los países subdesarrollados por poseer una herramienta para combatir la pandemia y que les permita enfrentar el acaparamiento actual de la vacuna por parte de naciones poderosas, ha decidido crear la Sputnik “light”, que se aplicará en una sola dosis y tendrá una eficacia algo menor, un 85 por ciento de efectividad. De acuerdo con voceros del gobierno ruso, la nueva versión de la vacuna tendrá la finalidad de ofrecer una solución “temporal” a aquellos países más afectados por la pandemia, léase latinoamericanos.
Esta vacuna “podría convertirse en una solución temporal eficaz para varios países que han alcanzado un tope de la enfermedad (…) y que intentan salvar el mayor número de vidas posible”, señaló ante la prensa Kirill Dmitriev, presidente del RDIF, independientemente de que, en el mercado ruso, Sputnik V en dos dosis continuará siendo la principal vacuna utilizada en la gran campaña de vacunación comenzada en diciembre pasado.
El nuevo Stalingrado
Durante la Segunda Guerra Mundial una de las batallas más crueles, conocida como la Batalla por Stalingrado, se desarrolló en esa ciudad cuando, entre junio de 1942 y febrero de 1943, los ejércitos de Alemania, Italia y Rumania, trataron de tomarla como una plaza estratégica para conquistar la Unión Soviética. Al verse sitiados más de un millón de soldados soviéticos, unidos a la población civil, resistieron los intentos de conquistar la ciudad por parte de las fuerzas del Eje con un altísimo costo en vidas humanas. Esa voluntad de vencer que durante la batalla de Stalingrado tuvieron sus pobladores y los soldados soviéticos convirtió la resistencia contra el ejército hitleriano en un punto de quiebre del avance alemán durante la Gran Guerra Patria como se conoce en la Rusia actual esa guerra.
Al término de la batalla, y tras la rendición del mariscal de campo Friedrich Paulus y todo el VI Ejército Alemán, habían muerto entre 1,7 y 2 millones de soldados de ambos bandos y más del 90 % de la ciudad quedó en ruinas.
Como reconocimiento a tanto heroísmo, al ser reconstruida la ciudad se levantó la Estatua de la Madre Patria, una monumental estatua de 85 metros de altura, y también en agradecimiento a la valentía mostrada por el Ejército Rojo y sus habitantes, la ciudad recibió la condecoración de «Ciudad Heroica» en 1945, y una espada especialmente confeccionada al efecto por orden del rey del Reino Unido Jorge VI.
Con el mismo arrojo que antaño tuvieron los soldados soviéticos durante el sitio de Stalingrado, hoy los científicos rusos, desinteresadamente al igual que sus predecesores, se esfuerzan en perfeccionar la Sputnik V como la herramienta que librará a la humanidad de la pandemia que la azota, como antes la azotó la plaga hitleriana hasta chocar con el escudo soviético en Stalingrado. Demostrado está que la Sputnik V no solo ha sido la primera herramienta creada por el hombre para combatir la pandemia, sino que además en la práctica, tras los ensayos clínicos pertinentes en las diferentes fases, ha confirmado ser la más eficaz y la que otorga mayor inmunización en el tiempo. Si bien no se trata de erigir algún monumento al colosal antídoto que constituye la Sputnik V, o a los esforzados científicos rusos que, como ayer los soldados soviéticos, han sido los primeros en combatir y obtener resultados concretos contra el flagelo de la humanidad, sí procede, al igual que en muchos lugares se aplaude al personal sanitario en forma de agradecimiento, también en gratitud la humanidad toda podría gritar: ¡Nuevamente, los rusos!
Visita número 262
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