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Freno obligado

 

La Revolución como freno de la barbarie. O de cómo usar el freno actual para revolucionar la barbarie.

Muchos gobernantes actuando espasmódicamente, cada movimiento afecta un sector específico, los ojos del mundo puestos en los actores del gobierno porque ahora todo lo que decidan será crucial para la cotidianidad. Es obvia la petición de la intervención del Estado en todos los rubros, salud, economía, finanzas, mercado o la banca. Es la época donde el Estado inicia su repunte a nivel internacional. Ha aumentado o se ha echado mano de la capacidad comunicativa de muchos gobiernos, las discusiones sobre la percepción de estos es algo cada vez más cotidiano; en México si bien el presidente nos tenía acostumbrados a las “mañaneras” (ruedas de prensa diarias) a nivel internacional las notas cubren especialmente las acciones referentes al Covid-19. En España se hacen conferencias diarias informando las acciones del gobierno para combatir el virus. En México ya hay un espacio para el subsecretario Hugo López-Gatell todos los días a las 7:00 p.m para dar los números mas recientes y las acciones en el sector salud. Los gobiernos socialdemócratas han abierto una brecha de discusión política. El nivel de politización ha crecido. En el caso mexicano, las mañaneras se discuten en todas las latitudes del país.

Las opiniones se polarizan sobre las decisiones de los gobernantes debido a un virus originado en la ciudad de Wuhan en China, resultado de la mutación de un coronavirus.

¿Qué lo causó?

Desde que la humanidad aprendió a domesticar animales comenzó a hacerse común la aparición de virus originados en otras especies pero que mutaban para atacar al humano. En esta época de super industrialización (donde la población de ganado es 3 veces más grande que la población de seres humano) y en una ciudad enteramente ganadera [1] en Wuhan nació el virus que hoy desuela el mundo.

¿Fue el virus culpa de alguien?

Pues claro, fue culpa de China… y de E.E.U.U y de un sistema en el que coexisten aún más amplio, lo crearon, porque el modelo de capitalista así fuerza al sector agropecuario a expandirse a costa de invadir y subsumir vida silvestre, lo mismo que la domesticación masiva de animales, la urbanización, el turismo y la cocina exótica que lo acompaña a hacernos más propensos a las enfermedades virales. Porque la ciudad de Wuhan que alberga a 11 895 000 habitantes pasó de ser la ciudad con más decesos por Covid-19 para que ahora lo sea Nueva York. No es casualidad que la urbanización y la tasa de contagios tengan una proporción tan directa.

Los lugares con más decesos por Covid-19 son cuasi-capitales del mundo, Nueva York capital del mundo financiero y Wuhan a 1000 km de Pekín es considerada un importante nodo de transporte y punto estratégico nacional para China [1], próxima hegemonía a consolidarse en esta década.

Aunque, aún no queda claro si el virus mutó de un murciélago a un humano, o como en otras ocasiones de un murciélago a un cerdo. Por la improbabilidad de que sea un virus creado en un laboratorio [2] y porque a pesar de estudios previos indicando el riesgo de la cocina exótica de China [3]. Ningún gobierno pudo actuar en un asunto preponderantemente cultural.

Fragmento del “paper” de 4 investigadores Hongkoneses describiendo el SARS-CoV titulado, “Síndrome respiratorio agudo grave (SARS): Coronavirus como un agente de infección emergente y reincidente” del 2007.

Que es un trabajo académico excelente que pueden consultar en el enlace al final de esta entrada, y con un gran rigor científico, sin embargo, sin una mirada antropológica o expertos de las ciencias sociales capaces de llevar a cabo la indicación de frenar el consumo de, civet (gato de algalia) o murciélagos. Se necesitan expertos que entiendan porque culturalmente se consumen esos animales, como influye el turismo y a que acuerdos se puede llegar con la población, para que, si al menos no se deje de consumir a esos animales, se haga de una forma en la que no atente con la bioseguridad global.  Lo mismo ocurre con muchos reportes o investigaciones de las ciencias “duras” que aún no han sido interpretadas por los científicos sociales porque simplemente no tenemos un pensamiento interdisciplinario, mucho menos global.

 



 

El virus ha pasado a visibilizar la precariedad y negligencia con la que operan los hospitales de salud pública (uno de los sectores más golpeados por la ola neoliberal) y privada, mientras unos sectores paran, los hospitales ahora deben trabajar a toda capacidad para lo que se vive ahora y sobre todo dentro de al menos un mes para México.

Del otro lado de la moneda, en el sector turístico 9 millones de empleos en México se verán afectados por la contingencia [4].  En el sector educativo han parado parcialmente las actividades, las clases presenciales se han suspendido, se ha intentado continuar por otras vías y quiero recalcar en intentado porque la educación a distancia es un tema de análisis que requiere su propia entrada.

Ante el panorama, tenemos la pregunta

¿qué hacer?

Tenemos que hacer la revolución.

¿Pero cuál?

La que proponía Marx como el “motor de la Historia”, o la que proponía Walter Benjamin, la revolución como freno de este tren de la barbarie llamado progreso.

“El Ángel de la historia… quisiera detenerse… pero este huracán lo arrastra irresistiblemente hacia el futuro, al cual vuelve las espaldas, mientras el cúmulo de ruinas crece ante él hasta el cielo. Este huracán es lo que nosotros llamamos progreso.” [5]

Debemos ser contundentes, para construir las condiciones revolucionarias, es un momento donde existe un freno obligatorio en muchos aspectos, han parado formas de relacionarse, el capital cultural, ese que ostenta Hollywood no ha demostrado más que ser un estorbo [6]. Las verdaderas soluciones a los problemas que nos aquejan ahora y antes de la Pandemia no vendrán de los capitalistas, influencers, actores o ningún gobernante actual, tiene que venir del pueblo y de la sociedad organizada, en algunos países echando más mano del gobierno que de otros. Las propuestas de economía solidaria son fundamentales y deben tomarse en cuenta en esta reconfiguración… quizá te pueda interesar . Estamos en un punto de no retorno y antes de que lleguemos a su opuesto dialéctico, donde se revolucionan las formas de explotación de todos nosotros ahora desde nuestras casas, (con alguna forma muy alienante y eficiente de home office) si es que no ya está ocurriendo, nuestras visiones deben contemplar que somos seres históricos ante un hecho histórico, si dejamos que el mundo vuelva a ser como antes de la Pandemia, entonces si habremos perdido una batalla.

Es momento de pensar un proyecto de vida nuevo, con perspectiva latinoamericana y global, de economía solidaría, comunal y estatal. Que prevalece de lo que nos hace fuerza trabajadora e indispensable, trabajo. Pero esta vez resignificado a construir nuevas relaciones sociales.

 

[1] https://www.eldiario.es/interferencias/Causalidad-pandemia-cualidad-catastrofe_6_1010758925.html

[2] https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-51206219

[3] https://rdcu.be/b3r5k

[4] https://cmr.asm.org/content/20/4/660

[5] https://www.excelsior.com.mx/comunidad/miles-de-empleos-del-sector-turistico-estan-en-riesgo-uam/1374576

[6]Consulta Tesis sobre la historia y otros fragmentos http://www.mediafire.com/file/v4pcaxd1fozxqju/sobre-el-concepto-de-historia.pdf/file

[7] https://www.nytimes.com/2020/03/20/arts/music/coronavirus-gal-gadot-imagine.html

 


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Carlos Roberto Martínez Hernández

Tecnólogo, según la definición mas humilde de la RAE. Comprometido con la ciencia, la verdad y la justicia. El humanismo y las ciencias "duras" no tienen por que estar separadas, el primer paso lo tenemos que dar, como no, en conjunto.